En la selva viven muchos animales: unos grandes, otros chicos; unos feroces y otros nobles. Precisamente esta historia hablará de uno, de una en especial: una armadillita llamada Tita, noble, amistosa y muy valiente.
Ella
paseaba por toda la selva alegremente, hasta que un día encontró una zorra, y
ella le saludó:
—Buenos
días Sra. Zorra —dijo Tita— y la zorra le contestó asombrada al ver la nobleza
de Tita:
—Pensé
en devorarte, pero siento que eres buena —contestó la zorra, —nomás por tu
nobleza serás mi amiga.
Y así
eran sus días por esa extensa selva.
—Tú
eres muy amigable ¿verdad?
La voz
provenía de lo alto de un árbol y era de un tucán
—Sí, sí
lo soy —respondió Tita —¿quién eres?
—Yo soy
Camilo, y te he estado observando. Veo que quieres que todos los animales seamos
amigos. —dijo el tucán. Camilo era un tucán vanidoso, engreído y deshonesto.
Tita le respondió
—Si, yo
creo en la amistad, y creo que si todos somos amigos y nos respetamos, podemos
vivir en armonía.
—¡Ja,
ja, ja! —con una risa burlona respondió Camilo. —¿Tú crees que yo me le
acercaré al lobo, al águila o al jaguar para que me coman?
Por eso Dios me dio alas y me hizo bello,
¡ve, mira mis colores!, ¿a poco no están bonitos? Y mi hermoso y grande pico; ¡si
bajo me comen!!, —exclamó Camilo con voz
presumida.
Tita le respondió:
—Sí, sé que hay animales malos, pero la
nobleza manda. Veme a mi, Dios me hizo con patas cortas, cola larga y un
caparazón para protegerme, y hay veces que ni los uso, y paseo feliz por toooda
la selva.
Camilo, alardeando aún le respondió:
—Si fueras más grande y con alas, seguro me
comerías.
Tras los arbustos observaba un jaguar
mientras seguían platicando Tita y Camilo; él era Tacho, un felino optimista y
generoso. Al ver la actitud y nobleza de
la armadillita, y lo vanidoso del tucán decidió darle a éste una lección.
—¡Baja! —dice Tita—Camilo responde —¡No!
De pronto se escuchó un fuerte rugido y con
un gran estruendo subió Tacho en gran un salto hacia el árbol, atrapando con
sus garras a Camilo, que se moría de miedo, y de otro salto bajó con él
apresado.
Tita asombrada y asustada le dijo:
—¡No, no te lo comas! Por favor —Tacho le
responde con voz de maldad (fingiendo ser malvado)—¿Porqué no me lo he de comer?
Tita con voz temblorosa y con un nudo en la
garganta le responde:
—Porque él es mi amigo, por favor ¡déjalo!
Tacho le responde:
—Me lo comeré
Tita le contesta:
—No por favor no te lo comas…
Tacho sabiendo que Tita es capaz de todo por
la amistad le dice:
—Entonces lo dejaré ir y te comeré a ti.
Tita nerviosa y decidida le dice:
—Sí, cómeme a mi.
Al ver que Tita ofrecía su vida por él Camilo
entristeció. Sintió que toda su vanidad y deshonestidad era mala, la valentía
de Tita lo estaba haciendo cambiar.
Entonces Camilo exclamó:
—No tienes por qué salvarme, ¡vete!
En ese momento Tacho lo soltó y dijo unas
palabras dirigiéndose a Camilo:
—Escuché tus palabras y es no es bueno ser
vanidoso y engreído.
—Y también te escuché a ti, —le dijo a Tita—
eres valiente, noble y muy buena; y creo en ti y en la amistad. Yo también vivo
en paz con los animales, respeto a los demás, y no haciéndolos menos, —mirando
a Camilo con una voz retante.
—Sí tienes razón —dijo Camilo.
Tacho le respondió:
—Mira, veme, a mi Dios me dio garras y grandes
colmillos para defenderme y devorar a
mis presas, ¡y soy vegetariano!
—
¡Ja ja ja! —rieron los tres.
Y así comenzó una gran amistad, sumando nuevos amigos por toda la selva.
FIN.
Miguel Casillas Carrillo
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