martes, 24 de marzo de 2015

La Llegada del Cristo Negro de San Román (Leyenda Campechana)


Como cada septiembre, el pueblo de Campeche se prepara para recordar que la fe siempre saldrá a flote.
Esta es la ofrenda a nuestro Cristo Negro, Señor de San Román, celebración que entre flores, procesiones y  baile pasea el Padre de los Mares.


Sin duda una de las historias más bellas del estado es la que relata la llegada del patrono de la ciudad: 
el Cristo Negro. Ésta es la historia:

Debido a que en los campos y la ciudad amurallada se había padecido una plaga de langosta, se echaron suertes para pedir auxilio Divino e invocar al santo cuyo nombre saliese de acuerdo al calendario, y como Campeche era un puerto marítimo y pesquero, los vecinos quisieron tener un templo consagrado a San Román Mártir, patrono de los marineros. Sin embargo faltaba un crucifijo, por lo que encargaron a un comerciante español llamado Juan Cano de Coca y Gaitán, la encomienda, ya que éste se dirigía hacia el centro de la Nueva España. Pero fue en el puerto de Alvarado Veracruz donde encontró lo que le habían encargado: una hermosa imagen del Cristo de los Venenos.

Sin embargo, el comerciante no encontró un barco que trajese a la imagen. Solicitó a un marinero inglés que lo trasladase a él y al Cristo a Campeche, pero el capitán al enterarse del cargamento que llevaba el comerciante, no quiso traerlo a la ciudad. Poco después se encontró un barco que partía a Campeche, cuyo capitán era un español muy religioso y que ofreció trasladar al Cristo sin el menor costo. Ordenó colocar la caja donde estaba el crucifijo en una habitación especial, y se amarró con cadenas para evitar que se moviese.
La nave salió de Veracruz en la madrugada del 13 de septiembre de 1565, el mismo día que partió el barco inglés que se negó a traer el crucifijo. En la noche se desató una tempestad y, según versiones de los navegantes: "un hombre a quien no habían visto logró controlar la nave y salvar la vida al timonel". Sin luces y con un mástil deshecho, era casi imposible la visibilidad, pero para sorpresa de los marinos, cerca del amanecer vislumbraron las luces de un puerto: el puerto de San Francisco de Campeche.

Al llegar a la orilla y desembarcar, fueron recibidos gloriosamente por los vecinos, y cuando preguntaron por la fecha, descubrieron que era un 14 de septiembre de 1565, ¡Habían llegado a Campeche en menos de 24 horas!, cosa inédita hasta entonces y menos en medio de una tempestad. Al buscar al hombre que había salvado la nave, no encontraron a ningún marino con las características que señaló el timonel, pero al sacar la caja del Cristo, descubrieron que increíblemente ni la caja ni la cruz estaban mojadas a pesar de que eran de madera, más sin embargo ¡la imagen del Cristo y su túnica blanca sí lo estaban! El barco que se negó a traer al Cristo nunca llegó al puerto de Campeche ni a ningún otro puerto de México y se le dio por perdido.

Hasta ahora, los limpios de pecado pueden escuchar los gritos de angustia de aquella embarcación cada madrugada del 14 de septiembre. 


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