viernes, 10 de abril de 2015

Los Aluxes, Leyenda Maya.

Alux: o aluxes en plural[ en maya (aluxob], son entidades sobrenaturales dotados de poderes suficientes como para resguardar y proteger los montes y sitios sagrados, garantizar -con su intervención- el logro de una abundante cosecha, ahuyentar a los intrusos, capturar el alma de aquellos que sufren un susto, y enviar -mediante el viento- alguna enfermedad a quien se atreva a invadir su territorio, sin el permiso debido.
son muy semejantes entidades míticas de otras tradiciones como el leprechaun celta o el chaneque totonaca.


Nos encontrábamos en el campo yendo donde iba a realizarse una siembra. Era un terreno que abarcaba unos montículos de ruinas tal vez ignoradas. Caía la noche y con ella el canto de la soledad. Nos guarecimos en una cueva de piedra, y para bajar utilizamos una soga y un palo grueso que estaba hincado en el piso de la cueva.
La comida que llevamos nos la repartimos. ¿Qué hacíamos allá?, tratabamos de ver a esos seres fantásticos que según las leyendas habitaban entre los vestigios y sascaberas: Los aluxes.

Me acompañaba un anciano agricultor de apellido May. La noche avanzaba…de pronto May tomó la palabra y me dijo:
—Puede que logre esta milpa que voy a sembrar.
—¿Por qué no ha de lograrla?, pregunté.
—Porque estos terrenos son de los aluxes. Siempre se les ve por aquí.
—¿Está seguro que esta noche vendrán?
—Seguro, me respondió.
—¡Cuántos deseos tengo de ver a esos seres maravillosos que tanta influencia ejercen sobre ustedes! Y dígame, señor may ¿usted les ha visto?
—Explíqueme, ¿Cómo son?, ¿Qué hacen? Él, asumiendo un aire de importancia, me dijo:
—Por las noches, cuanto todos duermen, ellos dejan sus escondites y recorren los campos; son seres de estatura baja, como niños, muy pequeños, pequeñitos, que suben, bajan, tiran piedras, hacen maldades, se roban el fuego y molestan con sus pisadas y juegos.

Cuando el humano despierta y trata de salir, ellos se alejan, unas veces por pares, otras en grupo. Pero cuando el fuego es vivo y chispea, ellos le forman rueda y bailan en su derredor; un pequeño ruido les hace huir y esconderse, para salir luego y alborotar más.
No son seres malos. Si se les trata bien, ellos también con nosotros.
—¿Qué beneficio hacen?
—Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si se les trata mal, tratan mal, y la milpa no da crece, pues por las noche roban la semilla que se esparce de día, o bailan sobre las siembra que comienzan a salir. Nosotros  queremos que crezca y por ello les regalamos con comida y cigarrillos, pero hagamos silencio para ver si usted logra verlos.
El anciano salió, asiéndose a la soga, y yo tras él, entonces vi que avivaba el fuego y colocaba una jícara de miel, pozole cigarrillos, etc., y volvió a la cueva. Yo me acurruqué en el fondo cómodamente, la noche era espléndida, noche plenilunar. Transcurridas unas horas, cuando empezaba a llegarme el sueño, oí un ruido que me sobresaltó. Era el rumor de unos pasitos sobre la tierra de la cueva: Luego, ruido de pedradas, carreras, saltos, que en el silencio de la noche se hacían más claros, pero cuando desperté y miré ya no había nada ahí.

 NOTA TOMADA DE:  http://mayantravel.net/atractivos/anecdota-de-los-aluxes/

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