viernes, 30 de enero de 2015

Campeche (fragmento)



Mi tierra es la tierra que brillará un día,
por su gallardía
nobleza y valor;
sobre ella hay leyendas de piratería,
sobre ella hay leyendas de ensueño y amor.
es azul su cielo, su mar es tranquilo,
sus flores fragantes, radiante su sol,
sus recias murallas son lauros de gloria,
Campeche es romance,
Campeche es canción.

José Narváez

jueves, 29 de enero de 2015

Poesía nocturna



La poesía es bonita,
la poesía es cantada,
la poesía me hace pensar
en las madrugadas.

Pienso mil veces,
si mi pensar se escuchara
en las noches heladas
compartiría el calor que arde
en mis palabras.

Porque sé que mi poesía
llegaría hasta tu alma.

Miguel Casillas Carrillo

martes, 27 de enero de 2015

Los muertos de uno: Leonora.

 
Desde niña aprendí que uno no escoge los libros, ellos de alguna manera secreta y misteriosa lo escogen a uno. El primer libro que me apasionó lo escribió una mujer, de clase alta, rebelde y lo más interesante, surrealista.  Por esa época en el cuarto de lectura de mi casa, en una enorme biblioteca para mis percepciones de entonces, pasé mi mano suavemente por cada libro hasta que alguno me encontrara y me sacara del tedio hiperactivo de mis siete septiembres. De repente sentí la textura de un libro flaquito y rosa como yo, en la caratula una mujer desnuda era visitada por un insecto (al menos eso fue lo que interpreté) y yo, apasionada seguidora de marranos de tierra, babosas y demás bichos, quedé prendada de la imagen, era un collage de Max Ernst, era el libro de Leonora Carrington, era la Dama Oval. 

Lo que venía adentro era un tratado feminista y hasta político pero estaba escrito por una artista, no con el denso lenguaje ilegible de los sociólogos, no con la rabia feminista, no con el fango antropológico, no era un "odio al patriarcado" era un "soy y punto, soy también la dueña de mi vida de mi mundo". Tuve que esperar unos 5 años para saber quién era Leonora, su libro dejó de estar en el cuarto de los libros y pasó a dormir debajo de mi almohada, siempre muy cerca mío, le puse mi firma y también un sello que guardaba con cierto T.O.C para marcar mis cosas en una casa habitada por mucha gente y donde lo único que era mío era el libro de Leonora, mi patrimonio junto con un perro criollo y una bicicleta.

Lo bueno de escoger monjas francesas para disciplinar la vida femenina es que su decimonónica educación tiene en el currículo "historia del arte" .Mi profesora, una maestra, nos mostró a Salvador Dalí, a André Bretón y como una epifanía "Max Ernst" lo reconocí de inmediato pues la Dama Oval había sido ilustrada por él, supe que era judío alemán, supe que ella era de la aristocracia inglesa y se había escapado a estudiar arte a Londres olvidando toda la parafernalia de su clase y luego criticándola de una manera maravillosa y acertada en "La Debutante, el tío Sam Carrington y La Dama Oval". Leonora dejaba de ser una mujer y se convertía en un caballo libre y arisco, jamás pude imaginarme otra persona diferente a ella en sus cuentos porque su literatura es deliciosamente autoreferencial y para mí, esa es una de sus fortalezas.

Todo lo que la Dama Oval contenía era  lógico, verosimil y esperable. Cada vez que terminaba un cuento le encontraba todo el sentido porque Leonora veía con ojos de niña grande y eso es absolutamente invaluable. Yo comprendía la cercanía y el afecto con los animales de la Carrington, hablaba con ellos porque crecí con mi caballo, mis pollos, mis churruscos y mis perros y en algún momento adolescente creí que nadie en la vida me entendería porque sólo Leonora sabía cuánto odiaba los bailes,  las presentaciones en sociedad y el espantoso ritual latinoamericano de los 15 años. En ese entonces mis pequeñas y tiernas insurrecciones eran simplemente soltarme el pelo, tenerlo libre y enredado y portarme como un verdadero animal -si que soy grupie de por dios-  

Entre muchos aprendizajes sólo cuando internet llegó a mi vida, en mi último año de secundaria pude ver por vez primera su obra plástica. Creo que me enamoré por segunda vez, porque pájaros, huevos, animales y seres largos emergían ante mí como la literatura, como  el famoso vortex de la realidad y el sueño, el claroscuro. Algunas obras junto con las de Varo y las de Ernst lograban conmoverme, sacarme un sentimiento por allá adentro en la huella némica de mi mundo animalesco y me ´conformé con ver esculturas y obras de la Carrington cada vez que me sentía fastidiada, era mi época más rara estaba entre Leonora y mi recién descubrimiento del escritor colombiano Andrés Caicedo, confieso que la olvidé y le fui infiel con un montón de muertos. 

Es que si en la adolescencia no lees a Cortazar, Borges,  Poe,  Lovecraft, a Chaparro Madiedo y a Caicedo, no fuiste un adolescente "darks". Lo cierto es que fue mi época oscura y metalera hasta que a los 20 me reconcilié de nuevo con Leonora, desempolvé la dama Oval y sentí ese inevitable amor que siento cuando lo tengo en mis manos, lo abrazo, lo siento porque ese libro es el arconte de mi infancia. Muchas veces en silencio lo abracé haciendo mucha fuerza mental, apretando los ojitos para poder entrar dentro de él, pero lamentablemente solo saque mala leche por ser tan incompetente con las artes ocultas. 

En mis recientes veinte, me llegaron regalos de México: historia a dos tiempos de Lourdes Andrade, El séptimo Caballo y otros Cuentos, Memorias de Abajo, Leonora de Elena Poniatowska y El libro de cuentos para niños que escribió para sus hijos Pablo y Gabriel y que Alejandro Jodorowsky guardó como sólo lo hacen los mejores amantes hasta hace pocos años. Tengo casi toda la bibliografía, menos la trompetilla acústica el cuál aún espero con esperanza de náufraga. Nadie podría comprender como las tardes tristes se me volvían risas y amores con semejante tarea de leerlo todo, pero entonces descubrí otra escritora, otro lado oculto de las mujeres, su relación con el sufrimiento y con la locura, sólo eso faltaba para que se convirtiera en mi preferida de las preferidas, la ama del mundo, la despeinada, mi maravillosa yegua, mi mujer libre y erótica, la madre, la artista, la amante, la sufrida la revolucionaria. 

En 2010 viajé a trabajar a México, llegué a Mérida pero logre arribar el D.F. después de rodar por Yucatán, Chiapas, Quintana Roo, Tepoztlán y Cuernavaca. Sabía que Leonora estaba viva, sabía dónde encontrarla pero no quise, alguien me dijo que pronto se iba a morir y simplemente para mi esa posibilidad no existía porque ella vivía en el vortex entre realidad y sueño, me gustaba imaginarla mitad animal, mitad humana, medio esperpento, medio rebuzno. Por eso decidí que yo a ella ya la conocía y probablemente si se moría sabría por alguna extraña razón que era mi escritora favorita y mejor amiga de mi infancia autista, mi convulsionada pubertad, mi adolescencia oscura y ocultista y este ser inacabado que soy hoy.  

Digamos que he estado los últimos años en el infierno y ella siempre viajó conmigo por lo menos esa vieja edición de alacena de la Dama Oval. Siempre me pregunté cómo un libro de ese talante va a dar a la biblioteca de una familia cualquiera de Bogotá. Encontré una clave en la dedicatoria, se lo habían regalado a mi madre que en ese entonces era líder comunitaria, escritora y artesana, tenía mi mamá periodistas y abogados detrás de su larga y negra cabellera, de su personalidad de caballo. Creo que fue mi último descubrimiento, mi mamá había sido la inspiración para que alguien se acordara de ella con la Dama Oval y de paso su admirador me heredó el objeto más amado con el que cuento.

Uno debe matar a sus héroes o en este caso a sus heroínas de la infancia, porque constituyen la búsqueda de la identidad, porque nos ayudan a entendernos pero definitivamente lo más interesante de estar en este planeta es tener una vida y una personalidad. Hice mi ritual de paso con Leonora Carrington, intenté escribir un cuento de mi intensa relación con ella y el surrealismo y tomé prestada a Lucrecia para que como en la Dama Oval, se viniera para Colombia y fuera una niña sin apellidos ni títulos de nobleza. Recuerdo que el cuento me hizo muy feliz y así a mis consabidos 27 años nací a mi voluntad por encontrar una voz propia.  

Nunca me gustaron los grupos para niñas, tampoco seguí a una banda  o a un actor o a un director de cine, como lo he hecho con  Leonora y  Caicedo, mis brujos y hoy mis mágicos inmortales, porque sus letras ya son parte mía y soy inevitablemente feliz. En estas noches de miedos, de terrores, de temblores abracé la Dama Oval y sentí que no importaba nada, él siempre sería mi casa y a dónde fuera habitaría conmigo. Una cosa si era cierta, había contado con suerte porque encontrar a Leonora fue encontrar al surrealismo, a otras poderosas mujeres como Varo y Kahlo, y a comprender que ciertos movimientos artísticos atan el cambio de las sociedades y de las subjetividades de sus sujetos, por lo menos para mí, Leonora fue una revolución de clase, de género, de creación y de reconciliación con la adorada diferencia. 

Liz Corner


Tomado del blog: http://lizproject.blogspot.mx/?view=classic

lunes, 26 de enero de 2015

Pensamiento fallido



El extracto del pensamiento
tiene que atravesar la ignorancia,
la negativa y la incoherencia,
fusionar y actuar en ese momento.

Un pensamiento fallido
al no alimentarlo ni darle proceso,
es como un ángel caído,
muriendo en pecado,
muriendo en el suelo.

La virtud de pensar
es un regalo de Dios,
que sabiéndolo usar
nos da la ciencia y el amor.

Al no aprovechar
tan dichoso don,
muere el pensamiento,
muere el corazón.

Miguel Casillas Carrillo

miércoles, 21 de enero de 2015

El Gran Ancestro

® MIGUEL CASILLAS


Yo soy el gran ancestro dormido,
donde yacen las ruinas
de un Imperio caído,
huellas que con el tiempo
han quedado en el olvido.

Herencia de ciencia,
cultura y poderío,
Que se siguen palpando
en cada rincón mío.

Mis húmedas tierras
y mis extensas selvas,
me dan vida abundante
y eterna Primavera.

Soy casa de aves,
reptiles, jaguares.
Mis senderos son mágicos
y de bellos lugares.

Soy la tierra del Pregonero,
De  gente de corazón sincero.
Tierra donde el progreso se ha asentado
Y día a día da trabajo al obrero,
en plataformas y pozos petroleros

Yo soy Campeche
tierra bella y productiva,
tierra de sueños
de cultura y de alegría.

Miguel Casillas

martes, 20 de enero de 2015

¿CIVILIZACIÓN?

Durante la segunda mitad del siglo XVI los caciques de Yucatán
experimentaron una acometida española dirigida a quebrantar
su autoridad y prestigio, que estaban sustentadas
en las funciones rituales que llevaban a cabo.
Algunos documentos en que se registran los cantos
que los caciques dirigían a sus deidades
dan constancia de esto. Libro de los cantares de Dzitbalché,
imagen:  Escrito hacia 1740 por Ah Balam,
“bisnieto de un gran Ah Kulel”. Foto: BNAH

–Felicidades, ¡esta tierra ha sido descubierta!
–Pero si nosotros llevamos siglos aquí, ¡nosotros la descubrimos!
–Bueno, a partir de ahora aprenderán de nosotros la historia, y nosotros la descubrimos, y les traemos la religión.
–Pero religión tenemos.
–Pero también les traemos el idioma.
–Pero idioma tenemos.
–Pero les traemos la civilización.
–Pero si lo único que han desarrollado más que nosotros son las armas, tenemos mejor medicina, mejores drenajes, mejor astronomía...
–Bueno, el punto es que dentro de un par de siglos eso lo habremos quemado, demolido, olvidado.
–Pero quedará la memoria.

–No. Sus descendientes celebrarán este día en que llegamos, y también hablarán del descubrimiento de esta tierra. Y la llamarán con el nombre que nosotros le pongamos.

Héctor Guzmán 

lunes, 19 de enero de 2015

Mi reino inmortal


Hay un lugar donde soy rey,
donde recorro el mundo e inmortal es mi ser,
donde tengo riquezas y sé es pobre a la vez,
me he visto con alas y nadando al revés,
navegando en mis sueños así yo seré
y por eso nunca yo me despertaré.

Miguel Casillas Carrillo

sábado, 17 de enero de 2015

Playera



Baje a la playa la dulce niña,
perlas hermosas buscaré,
deje que el agua durmiendo ciña
con sus cristales su blanco pie . . .

Venga la niña risueña y pura,
el mar su encanto reflejará
y mientras llega la noche oscura
cosas de amores le contará.

Cuando en levante despunte el día
verá las nubes blanco tul
- como los cisnes de la bahía -
rizar serenos el cielo azul.

Enlazaremos a las palmeras
la suave hamaca y en su vaivén
las horas tristes irán ligeras
y sueños de oro vendrán también.

Y si la luna sobre las olas
tiende de plata bello cendal,
oirá la niña mis barcarolas
al son del remo que hiende el mar,

mientras la noche prende en sus velos
broches de perlas y de rubí,
y exhalaciones cruzan los cielos
lágrimas de oro sobre el zafir!

El mar velado con tenue bruma
te dará su hálito arrullador,
que bien merece besos de espuma
la concha nácar, nido de amor.

Ya la marea, niña, comienza,
ven que ya sopla tibio terral,
ven y careyes tendrá tu trenza
y tu albo cuello rojo coral.

La dulce niña bajó temblando,
bañó en el agua su blanco pie,
después, cuando ella se fue llorando,
dentro las olas perlas hallé.

Justo Sierra Méndez

jueves, 15 de enero de 2015

La presencia interior


Tomado del libro
“El Proceso de la Presencia” 
 de Michael Brown


“Desde que nacemos se nos enseña que nuestra identidad es aquello que nos hace diferentes de los demás.  Es decir, se nos enseña a creer que nuestra identidad se basa en nuestra apariencia, nuestro comportamiento y nuestras circunstancias individuales de vida.  De ahí que creamos equivocadamente que somos nuestro cuerpo, la suma de nuestros comportamientos y las circunstancias que estás viviendo. Sin embargo, estos atributos externos están constituidos por experiencias del pasado que hemos tenido; no nos dicen, ni pueden decirnos, quién ni qué somos realmente.  Sería más correcto decir que nuestro cuerpo, nuestras circunstancias vitales son, en realidad la trinidad que constituye la estructura de nuestro ego:  aquello que mostramos al mundo exterior y aquello que el mundo exterior ve de nosotros.

Pero ¿quiénes y qué somos realmente?

Nuestras experiencias cambian constantemente por su propia naturaleza.  Cambian tanto en su forma como en su calidad.  El modo en que cualquier experiencia dada toma forma, se basa en nuestros pensamientos, palabras y acciones previas, en tanto que la calidad de nuestras experiencias depende por completo de las interpretaciones que hacemos de ellas en un momento dado.

Nuestro cuerpo, nuestro comportamiento y las circunstancias de nuestra vida cambian constantemente.  Las experiencias vienen y van y, no obstante seguimos siendo “nosotros”.  El hecho de percatarse de que el cambio es lo que permanece constante a lo largo de todas nuestras experiencias es una idea imponente, porque entonces tenemos la certeza de que, si no nos gusta la calidad de la experiencia que estamos teniendo, tenemos la posibilidad de cambiarla.

Así entonces […] es imposible cambiar el quién y el que somos realmente, simplemente porque somos una presencia que es eterna y aunque nuestras experiencias cambien, nosotros, los que las experimentamos, permanecemos inmutables.

Lo que permanece inmutable debe ser necesariamente eterno

Adentrarnos en nuestro interior nos permitirá ver lo que nos hace diferentes a los demás, en realidad nuestra parte más limitada y separada. También nos ayudará a darnos cuenta de que, si nos identificamos solamente con estos atributos externos nos limitamos severamente y nos separamos de la vibración ilimitada que existe en el interior de toda la vida.

Una definición de quiénes o qué somos es < aquello que compartimos con la vida toda >

En la vida, a todos se nos dan posibilidades de elección y oportunidades, pero han de ser nuestros propios pasos los que nos lleven a lo que es real y, por tanto duradero.”
 
#yosoytucampeche  #soyunoconeluniverso  #elprocesodelapresencia #michaelbrown

martes, 13 de enero de 2015

Los amigos de la selva


En la selva viven muchos animales: unos grandes, otros chicos; unos feroces y otros nobles.  Precisamente esta historia hablará de uno, de una en especial:  una armadillita llamada Tita, noble, amistosa y muy valiente. 

Tita jugaba con las flores, con las mariposas y con infinidad de animalitos e insectos, que por su naturaleza animal debería comerse; pero ella era tan noble, tan  noble, tan noble que en una ocasión encontró un ave con el ala rota y la subió a un árbol para que no la dañaran otros animales.



Ella paseaba por toda la selva alegremente, hasta que un día encontró una zorra, y ella le saludó:

—Buenos días Sra. Zorra —dijo Tita— y la zorra le contestó asombrada al ver la nobleza de Tita:

—Pensé en devorarte, pero siento que eres buena —contestó la zorra, —nomás por tu nobleza serás mi amiga.

Y así eran sus días por esa extensa selva.


En una ocasión escuchó una voz en tono burlesco que le dijo:

—Tú eres muy amigable ¿verdad?

La voz provenía de lo alto de un árbol y era de un tucán

—Sí, sí lo soy —respondió Tita —¿quién eres?

—Yo soy Camilo, y te he estado observando. Veo que quieres que todos los animales seamos amigos. —dijo el tucán. Camilo era un tucán vanidoso, engreído y deshonesto. Tita le respondió

—Si, yo creo en la amistad, y creo que si todos somos amigos y nos respetamos, podemos vivir en armonía.

—¡Ja, ja, ja! —con una risa burlona respondió Camilo. —¿Tú crees que yo me le acercaré al lobo, al águila o al jaguar para que me coman?

Por eso Dios me dio alas y me hizo bello, ¡ve, mira mis colores!, ¿a poco no están bonitos? Y mi hermoso y grande pico; ¡si bajo me comen!!,  —exclamó Camilo con voz presumida.

Tita le respondió:

—Sí, sé que hay animales malos, pero la nobleza manda. Veme a mi, Dios me hizo con patas cortas, cola larga y un caparazón para protegerme, y hay veces que ni los uso, y paseo feliz por toooda la selva. 

Camilo, alardeando aún le respondió:

—Si fueras más grande y con alas, seguro me comerías.



Tras los arbustos observaba un jaguar mientras seguían platicando Tita y Camilo; él era Tacho, un felino optimista y generoso. Al  ver la actitud y nobleza de la armadillita, y lo vanidoso del tucán decidió darle a éste una lección.

 —¡Baja! —dice Tita—Camilo responde —¡No!

 De pronto se escuchó un fuerte rugido y con un gran estruendo subió Tacho en gran un salto hacia el árbol, atrapando con sus garras a Camilo, que se moría de miedo, y de otro salto bajó con él apresado.

Tita asombrada y asustada le dijo:

—¡No, no te lo comas! Por favor —Tacho le responde con voz de maldad (fingiendo ser malvado)—¿Porqué no me lo he de comer?

Tita con voz temblorosa y con un nudo en la garganta le responde:

—Porque él es mi amigo, por favor ¡déjalo!

Tacho le responde:

—Me lo comeré

Tita le contesta:

—No por favor no te lo comas…

Tacho sabiendo que Tita es capaz de todo por la amistad le dice:

—Entonces lo dejaré ir y te comeré a ti.

Tita nerviosa y decidida le dice:

—Sí, cómeme a mi.



Al ver que Tita ofrecía su vida por él Camilo entristeció. Sintió que toda su vanidad y deshonestidad era mala, la valentía de Tita lo estaba haciendo cambiar.

Entonces Camilo exclamó:

—No tienes por qué salvarme, ¡vete!

En ese momento Tacho lo soltó y dijo unas palabras dirigiéndose a Camilo:

—Escuché tus palabras y es no es bueno ser vanidoso y engreído.

—Y también te escuché a ti, —le dijo a Tita— eres valiente, noble y muy buena; y creo en ti y en la amistad. Yo también vivo en paz con los animales, respeto a los demás, y no haciéndolos menos, —mirando a Camilo con una voz retante.

—Sí tienes razón —dijo Camilo.

Tacho le respondió:

—Mira, veme, a mi Dios me dio garras y grandes colmillos  para defenderme y devorar a mis presas, ¡y soy  vegetariano!

   ¡Ja ja ja! —rieron los tres.



Y así comenzó una gran amistad, sumando nuevos amigos por toda la selva.



FIN.

Miguel Casillas Carrillo