jueves, 8 de enero de 2015

¿Hábito o necesidad?





Se habla de inculcar el hábito de la lectura como si fuera entrenar perros. La lectura es una necesidad, difícilmente un buen hábito: no siempre se elige bien lo que se lee. Cuando fui niño leía horas interminables y, más que las amorosas recomendaciones de mi madre, lo que me inculcó ese hábito fue el deseo de escaparme de mi mundo. De la opresión de vivir con un tigre en casa, con maestros crueles, con compañeros que me mostraron la cara mugrosa de la humanidad. Leía lo que fuera. Las fotonovelas de las sirvientas, Kalimán, Águila Solitaria, El Libro Vaquero... cualquier cosa que desviara mi mente de esa realidad. A los ocho años conocí a Wilde y comenzó otro camino, pero jamás dejé de leer chatarra: Selecciones, Contenido, TV y Novelas. Leo para irme a otro lado, porque cuando leo no estoy, por lo menos no aquí. Por eso escribo tan poco. Cuando escribo estoy aquí, con el alma en cueros, sin escape. Sin escape de lo duro que es pensar en la vida y sus historias.


Héctor Guzmán

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