jueves, 26 de febrero de 2015

Esos ávidos lectores


Por lo general piensan más rápido de lo que hablan, intercalando imágenes. Y la mayoría de las personas los miran desconcertadas, esperando que pongan punto y coma.

 Buscan cualquier pequeño espacio de tiempo para derrocharse entre las páginas de un libro. Revuelven en sueños las palabras viejas con las nuevas, hilvanando historias.

Añoran sirenas, ogros, gigantes, gnomos y brujas; que siempre encuentran un feliz final. Viven desprendidos de las manecillas del reloj para registrar frases, oraciones y párrafos.

Convulsionan de angustia, se embelesan de alegría o se pierden entre vidas robadas. Acarician la blancura de las superficies estrelladas de lunares negros para retener entre las yemas arrebato de emociones.

¡Ah!, pero a esos vagabundos, descarriados, autómatas, andariegos, inusuales, excéntricos, intrépidos, ociosos, testarudos, anodinos, esencialmente ascetas, no intentes aminorarles el paso, a menos que seas protagonista de una gran historia.
Rita Stenner
TOMADO DEL BLOG:  http://talleralgravitarrotando.blogspot.mx/

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